El Concepto de Divinidad en el Islam    -   En el Nombre de Allah, El Misericordioso y El Compasivo   -   ¿Quién es el Creador?   -   El Retorno de Jesús al Final de los Tiempos   -   La situación de la mujer a través de la historia: su vida en las sociedades y civilizaciones pre-islámicas   -   Falsos conceptos sobre la mujer en el Islam

La Oración en el Islam

Principios Básicos para la Comprensión del Corán I

Principios Básicos para la Comprensión del Corán I

Al escribir esta introducción al ‘‘Estudio del Corán’’, me animan dos objetivos: 

Primeramente, quiero dar a conocer al lector aquellos elementos que le ayudarán a penetrarse en el significado del Corán. Puesto que si no llega a aprender su significado, probablemente se convertirá en un obstáculo para profundizar en su significado y en su espíritu. 

En segundo lugar, quiero responder de antemano a algunas de las cuestiones que surgen a menudo durante el estudio del Corán. Me he limitado a cuestiones que afloraron a mí propiamente, cuando comencé mi estudio crítico del Corán, y a las que fueron surgiendo en el curso del mismo. 

El Corán: ¡Un libro único! 

Antes de empezar el estudio del Corán, debemos tener presente que es un libro único (Sin Igual), completamente diferente de todos los libros convencionales -información, ideas y argumentos sobre temas específicos con arreglo literario. Por ello, un lego en la materia se desconcierta al no hallar anunciados los temas, capítulos y selecciones conforme a un orden convencional, o tratados separadamente. Por el contrario, los diferentes aspectos de la vida son tratados de una manera completamente diferente. El Corán trata de creencias, instrucciones morales, estatutos y leyes, advierte a los incrédulos, exhorta a los seres humanos a abrazar la Fe Islámica. 

Expone enseñanzas de eventos históricos, amonesta, anuncia las buenas nuevas, y todo ello mezclado de una hermosa manera. El mismo tema se repite de modos diferentes y un asunto sigue a otro sin ninguna conexión aparente, A veces una terna nueva aparece en medio de otro sin razón obvia. El orador y el interlocutor y la dirección a que se dirigen, cambian inopinadamente. Los sucesos históricos no son presentados como en los textos históricos a la manera del humano historiador. El tratamiento de los problemas de la Filosofía y la Metafísica difiere de los textos consagrados, por el hombre, a estas materias. El ser humano y el universo son considerados en un lenguaje diferente del empleado en las ciencias naturales. Igualmente es original en su método para resolverlos problemas culturales, políticos, sociales y económicos.

Los principios Y mandatos de la ley son tratados de modo totalmente diferente al de los sociólogos, legisladores y juristas. La moral es anunciada y predicada de una manera que no tiene paralelo en toda la literatura acerca del tema.

Por ello, el lector desprevenido considera el texto coránico con ideas preconcebidas, y al no hallarlo convencional, desconcertase y lo juzga incoherente, sin orden en sus versículos o continuidad en el tema. Como resultado de esa falta de iniciación en el texto del Corán, sus detractores se atreven a elaborar falaces y disparatadas objeciones. Ello a veces, llega a perturbar a alguno de sus modernos seguidores que, para liberarse de dudas, se amparan en extrañas consideraciones. Eluden la elucidación de la cuestión elaborando sorprendentes elucubraciones, para tranquilizarse. A veces intentan crear conexiones artificiales entre los versículos y llegan a aceptar incluso la concepción -forjada por los detractores- de que no hay coherencia ni orden en los temas y, por ende, los versículos aislados de su contexto dan lugar a confusión en la apreciación de su significado. 

Esto sucede cuando el lector inadvertido no toma en consideración el carácter Único y Sin Igual de la Revelación de Dios contenida en las Suras y versículos coránicos.

Para penetrarse en la Revelación Coránica, toda idea preconcebida al respecto del estilo, método y orden, así como la concepción de lo que debe ser un libró de "religión", deben ser desechadas. Sin prejuicios podrá penetrarse en su esencia y aprovechará enriqueciendo su alma con un tesoro único e incalculable.

El lector iniciado en el conocimiento del Corán estará a salvo de cualquier apreciación falsa. Pues estará advertido de su carácter absolutamente único y original. Sabedor de su carácter de guía Sin Igual sin parangón por tanto, como todos los libros, prescindirá de las engañosas e insidiosas ideas preconcebidas. Sólo así podrá alcanzar el pleno y cabal conocimiento del Corán y penetrarse en el Mensaje Luminoso del Islam.

Preciosos auxiliares para desentrañar la Verdad Coránica serán el conocimiento de su auténtica naturaleza, su idea central, su meta y tema. Así mismo el estilo, términos y métodos, ambiente y circunstancias (o contexto histórico) deben ser tenidos bien presentes para penetrarse en sus evidencias. 

Guía Divina 

Penetrado en la real naturaleza del Corán, independientemente de su creencia, el lector tendrá que considerar como punto de partida, la afirmación de que el Corán y su mensajero Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) representan la Guía Divina.

El Señor del Universo, su Creador, Señor Soberano, creó al hombre y le concedió la facultad del conocimiento, de hablar, entender y discernir lo recto de lo errado y lo bueno de lo malo. Dotó al hombre de libre albedrío, responsabilidad, libertad de acción y le dio autoridad para disponer y utilizar las cosas que lo rodean. o sea, le acordó una especie de autonomía, estableciéndolo en la tierra como su vicario e instruyéndolo a tal fin para que viva de acuerdo con su Guía.

Al designar al hombre como su vicario en la Tierra, Dios le advirtió muy claro y precisamente en cuanto a su misión y posición en la vida terrenal y a su relación con El, como si le hubiere dicho: -" Yo soy tu Amo, y Soberano y el del Universo. Por tanto sólo a Mi debes adoración. Has sido enviado a la Tierra con ciertos poderes y por un período determinado de tiempo, y para ser probado. Después regresarás a Mi. Entonces juzgaré tus obras. El recto camino es aceptarme y adorarme a Mí y comportarte conforme a la Guía que yo concederé. 

Debes vivir en la Tierra con la firme convicción que es tan solo el escenario para tu prueba. Tu objetivo real en tu vida, mundanal consiste en salir victorioso después de tu muerte y resurrección en el Juicio Final, por tanto, cualquier otro camino diferente u opuesto a la Guía Divina será errónea. Si adoptas el primer camino (y tienes entera libertad para hacerlo) conseguirás paz y tranquilidad en este inundo y ganarás la Morada de la dicha y alegría eterna en el Otro Mundo, a donde tendrás que regresar, y si sigues cualquier otra dirección y eres completamente libre de hacerlo, si lo escoges, incurrirás en Mi desagrado en este mundo y en el sufrimiento y aflicción eternas en el Más Allá, en donde serás arrojado al abismo del infierno".

Después de esta advertencia, el Señor del Universo envió a Adán y Eva-la paz de Dios sea con ellos- a la Tierra y les acordó una Guía de acuerdo con la cual ellos y sus descendientes debían vivir en la vida. Esa Guía era el Islam (sumisión a la Ley de Dios).

Más, la Guía fue desvirtuada. La negligencia y la iniquidad asociaron al Creador copartícipes y atribuyeron a la Divinidad otros atributos. Se hundieron en sectarismos y supersticiones teorías y falaces filosofías adulterando la Verdad del Creador. La corrupción minó sus almas y los cimientos de la sociedad. Descartados, los principio de lo Alto, la concupiscencia minó la Tierra sembrando el Caos y la iniquidad.

El manifiesto extravío de los humanos es el resultado de su rebeldía ya que Dios los creó dotados de discernimiento y voluntad. En materia de religión, no hay imposición (Dios exhorta e insta al hombre a la aceptación voluntaria de la Ley). Su rechazo proviene de su libre albedrío. Así como su sumisión. Habiendo creado al hombre dotado de discernimiento y libre voluntad. El Creador, en las épocas sucesivas, envió a sus Mensajeros para alertar e instar al ser humano a la práctica del Bien. Sus sucesivos Enviados creyeron y predicaron en diferentes épocas y regiones; miles de ellos Fueron Sus Mensajeros durante milenios. Todos predicaron y practicaron una sola Fe basada en la unicidad de Dios, y en la aceptación de la Revelación que evidencia y discrimina lo recto de lo errado-, el bien del mal: -Los principios fundamentales y eternos. Establecidos por el Creador del Universo.

La prédica de los mensajeros tenía como misión al hombre para organizarse en el marco de una comunidad justa sometida a los mandatos del Creador, condición sine qua non para su felicidad en este mundo y su salvación eterna, ya que el hombre fue creado perfectible y sólo puede alcanzar la salvación organizando una sociedad que le permite hacer vigente la Ley de Dios, y evitando su tergiversación y trasgresión. En las épocas más distantes y diversas, los sucesivos Enviados trasmitieron la Guía. Más, lamentablemente, gradualmente todos los valores fueron falseados, desacatados o combatidos.

Como sello de la Revelación, el Señor envió al último de sus mensajeros: -el Profeta Muhammad (la paz y la bendición de Dios sean con él).

Muhammad extendió su prédica a todos los seres humanos. Instó, exhortó, predicó, organizó y ordenó la comunidad de los creyentes que aceptaron su mensaje.

Esa comunidad se organizó y se ordenó estableciendo un sistema u orden de vida conforme a la Guía del Señor.

El Corán, revelado al Profeta Muhammad (la paz y bendición sean con él) es el libro que atesora esa Exhortación y Guía del Creador del Universo. 

El tema central 

El tema, meta y objetivo del Corán es la Revelación Divina para permitir la perfección del ser humano, su salvación y su bienaventuranza eterna en la otra vida (después de su muerte y resurrección). 

El Tema Central es la exhortación al camino Recto. Reitera que su mensaje y Guía es similar al que Dios acordó al hombre desde Adán y a sus sucesivos enviados. Delimita de manera indudable el camino del Bien y el sendero del Mal y ejemplariza amonestando al hombre para su felicidad y salvación. 

Reiteramos que para el estudioso advertido, la meta y objetivo del Corán, es sin duda alguna la salvación del ser humano. Inspirada por Dios, así se manifiesta la trabazón entre sus diversos asuntos y materias, así como su estilo y el desarrollo del tema central y su meta. 

El Corán es Guía para la humanidad. Expone la realidad para que el hombre se perfeccione y se salve, eliminando los malentendidos y las concepciones erradas. Por ello, al considerar la Creación de la tierra, de los cielos, o del hombre, o al mencionar un hecho histórico; al criticar credos, reglas morales, acciones y comunidades, lo hace teniendo presente el punto que es valioso para alcanzar su Meta y objetivo, dejando de lado los detalles irrelevantes o innecesarios. 

El Corán contemplado a la luz de tales consideraciones aparece con claridad meridiana como un texto que en su totalidad es un argumento rigurosamente razonado cuya continuidad, en su contenido, es manifiesto a lo largo de todos sus capítulos y versículos.    

Los antecedentes de la revelación 

Es preciso para comprender plenamente muchos de los asuntos contemplados en el Corán, tener presente el contexto en que fueron revelados: -los acontecimientos, situación social, histórica etc. Pues el Corán no es una obra literaria que se desarrolla conforme a la "lógica", de los humanos. Tampoco, fue revelado íntegramente de una vez para que, como código de vida, le fuese entregado, al Profeta al comienzo de su misión.

La sabiduría Divina reveló el Corán paulatinamente según su infinita previsión y sabiduría -en diferentes estadios y circunstancias- a lo largo de 23 años. 

Las suras mecanas (1) 

Cuando el Profeta recibió la orden del Altísimo para comenzar su sagrada misión fue aleccionado por la Divina Providencia para su trascendental tarea en las primeras suras, la Revelación impartía el básico conocimiento de la realidad, daba respuestas a los malentendidos que conducen al hombre por el camino del error, y le instaba a aceptar las normas de la Moral Islámica, que son garantía de felicidad en esta vida y en la Eternidad.

En un estilo conmovedor fueron revelados los primeros mensajes en forma de concisas sentencias para adecuarse a la mentalidad de la gente que inicialmente recibió el mensaje de la Revelación. El lenguaje fluido y efectivo, hechizaba al oyente con su belleza excelsa e inigualable hasta tal punto que repetían los versículos por su belleza y elegancia.

Las verdades universales eran enunciadas con un tinte local y eran explícitamente (*) los capítulos que fueron revelados al Profeta Muhammad en la  Meca, da con argumentos, ejemplos e ilustraciones que se relacionaban con el entorno de los primeros receptores del mensaje de Dios. A fin de impresionar efectivamente a los destinatarios, estos primeros mensajes se restringían a las creencias, moralidad y a sus errores.

Durante aproximadamente cuatro años, el mensaje fue cautivad hondo las almas de los primeros conversos. Ellos se transformaron, interiormente, a su influjo y luego se organizaron en un núcleo que constituyó la futura comunidad Musulmana. No obstante, una fuerte corriente de oposición fue creciendo entre los miembros de los BaniQuraich (Coraichitas) que temían por sus egoístas intereses y a sus viejas tradiciones; el Corán siguió ganando adeptos fuera de los límites de Meca y entre miembros de otras tribus.

Se vieron obligados a emigrar a Medina. Y ahora, en vez de persecución y obstáculos, la comunidad de fieles experimentó una creciente expansión. Raras eran las familias y tribus que no contaban con algún miembro converso al Islam. Esto exacerbaba el encono de los enemigos del Islam. Esto los llevó a perseguir a los musulmanes y la lucha volvió encarnizada cuando se sintieron incapaces de contener la expansión de la Fe que ya había ganado los corazones de sus propios hijos, hermanos y sobrinos... Sobre todo que, al convertirse, se transformaron en los auxiliares más fueres y leales dispuestos a defender la comunidad de fieles y a dar la vida por la Fe Islámica.

Paulatinamente, los miembros más notables de las grandes familias fueron convirtiéndose. Al engrosar las filas del Islam se transformaron en seres dotados de las más elevadas virtudes: -Y esta superioridad moral de los musulmanes enfurecía más a los adversarios del Islam.

Fue en el curso de su larga lucha para salvaguardar la comunidad musulmana naciente que el Profeta siguió recibiendo los mensajes de Dios, según las vicisitudes y necesidades de la ocasión, mensajes que influenciaban, inspiraban y transformaban a los creyentes, instruyéndolos acerca de sus derechos y deberes esenciales.

El contenido de la Revelación infundía en sus almas piedad, devoción, lealtad. E indicaba les el camino de la perfección, elevada Moral y pureza de carácter, preparándolos para ser verdaderos prosélitos del Islam.

Por otra parte, estos mensajes consolaban, confortaban y animaban a los musulmanes con la promesa de éxito y la bendición eterna en el otro Mundo. El espíritu de sacrificio por esta noble causa amargaba sus almas, lo que los fortalecía para soportar las aflicciones, luchas y sacrificios inherentes a las defensas de la naciente comunidad, y los ataques, encarnizadas persecuciones con que sus enemigos los hostigaban.

La Revelación advertía a los musulmanes y a los  Idólatras que los combatían, citando el ejemplo de la historia de otras comunidades vecinas, las ruinas de las moradas de os que fueron poderosos pero inocuos -que estaban diseminadas a lo largo de las rutas de las caravanas. También- los fenómenos de la naturaleza eran citados para instarlos a meditar en la Unicidad de Dios y en la Obra del Creador. 

Los idólatras e incrédulos eran estigmatizados por sus herejías, blasfemias, tradiciones y creencias erradas. Los argumentos eran tan evidentes que toda duda u objeciones eran disipadas de manera incontestable. 

Los mensajes de la Revelación fueron evidentes y concluyentes al estigmatizar el error y el pecado de los incrédulos, que con pertinacia se complacían en el extravío y la barbarie que los creyentes execraban. Las primeras revelaciones contenidas en los mensajes de Meca configuraron los fundamentos de la cultura y moralidad que son el cimiento de la comunidad: cultura de una civilización que nació, se expandió y floreció a su influjo. 

Los enemigos de la fe Islámica naciente, pertinaces, no cejaban en su combate. Mas, la Revelación, ganaba día a día adeptos y los versículos comenzaron a contemplar otros problemas; lo que explica la diferencia del estilo con respecto a los primeros. Es pues, en ese contexto que las suras fueron reveladas al Profeta (la paz y la bendición de Dios sean con él) durante los trece años de su prédica en La Meca. 

Suras medinenses (2)

Así pues, después de haber enfrentado, durante trece años, la encarnizada oposición de los enemigos del Islam, sobrevino la emigración del Profeta y de la mayoría de los musulmanes a Medina. Esto marca otra etapa (el tercer estadio de la prédica del Profeta). 

La comunidad musulmana triunfante se organizaba en un Estado ordenado. Sobrevino, entonces, un encuentro armado que los enfrentó a sus acérrimos enemigos -en cuyas filas también se contaban judíos y cristianos, sin contar los musulmanes "hipócritas" los pseudo musulmanes- que se habían infiltrado en su rebaño. 

Al cabo de diez años de esfuerzo, finalmente, el Profeta pudo consolidar la comunidad de los creyentes y extender su mensaje al resto del mundo. 

Paulatinamente se operaron cambios y cada uno traía aparejados sus problemas. Así Dios, en su Infinita Sabiduría, revelaba al Profeta (la paz y la bendición sean con él) suras y versículos pertinentes al momento, situaciones y problemas. Por ello, algunos adquirían el tono de un amonestador y otros la forma de normas o decretos de un legislador. Otros adoptaron el tono de un maestro o de un reformador y enseñaban los principios y métodos pertinentes a la organización de la comunidad para construir un Estado llamado a ser cimiento de cultura y civilización. También los versículos guiaban para solucionar los problemas de la vida o impartían instrucciones para tratar a los hipócritas e incrédulos infiltrados. Además, eran guiados convenientemente para saber comportarse con los monoteístas (a las "gentes del libro"), con los poderes beligerantes y con sus propios aliados. 

Otros versículos los capacitaba para ser justos y dignos vicarios del Creador del Universo. A tal fin instaban al creyente a observar los principios de la Moral Islámica para un recto actuar -en la paz y en la guerra, en la adversidad y en la prosperidad, en la victoria y en la derrota. 

En otras palabras, estas aleyas preparaban al creyente para elevarse y perfeccionarse y así ser dignos adeptos y prosélitos de las más elevadas virtudes, para proseguir la propagación del Islam como sucesores del Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él). 

Para concluir, no debemos dejar de citar las aleyas que exhortaban a los monoteístas a convertirse al Islam, así como a los incrédulos y a los que se habían desviado del sendero de Dios (hipócritas y apostatas, etc.). o los amonestaba, reprendía o estigmatizaba por su falta de piedad y dureza de corazón, advirtiéndolos de la suerte que les estaba reservando, reprendiéndolos por el olvido de las lecciones de la historia y acontecimientos del pasado, a fin de que no tengan la menor duda en cuanto a la adopción de los modos errados de vida. 

El estilo del Corán  

Hemos dejado bien explícito en qué circunstancias el sagrado Corán fue revelado al Profeta (la paz y la bendición de Dios sean con él). Es, por ende, obvio que no puede tener uniformidad de estilo que caracteriza a otros libros de religión. También debemos tener presente que las aleyas de] Corán (tanto extensas como las breves) fueron reveladas al Mensajero de Dios para que predicase:- o sea, para que exhortase e instase de viva voz. Por lo tanto, no podían tener el estilo de un texto escrito. Este texto coránico es de una naturaleza muy peculiar, por consiguiente, su estilo había de ser sin igual. Dios confió al Profeta una misión sagrada y, para ello, tenía que apelar tanto a los sentimientos como al intelecto de las gentes; tenía que dirigirse a las más diferentes mentalidades y enfrentarse a situaciones inimaginables durante el transcurso de su misión. 

Por ello, es evidente que, en tales condiciones, su prédica debía ser transmitida esencialmente de viva voz para apelar a los sentimientos y emociones y, así, poder transformar a los humanos para que fuese posible la transformación y organización de la comunidad islámica al influjo de los principios del Islam, cuyo mensaje está contenido en el Corán. 

En su tarea de reformador, el profeta preparó, renovó, educó y purificó el alma de sus seguidores al transmitirles de viva voz, la palabra del Creador, a él revelada, en suras y versículos. A tal fin, también debía inculcarles el sentido del coraje y del honor, rebatiendo los argumentos de los opositores evidenciando los vicios y flaquezas mortales, etc. Resulta, harto evidente, la pertinencia de las repeticiones insistentes de ciertos versículos que son resaltados con especial persistencia, aunque a veces de formas diferentes para evitar la monotonía, en un lenguaje hermoso y apropiado para el sublime objetivo:- la transformación, mejora y perfección del hombre para transformar, promover y perfeccionar la comunidad humana. 

Por otra parte, todas las suras coránicas contienen referencias a la esencia del Islam: - La Unidad de Dios, sus atributos, el Juicio Final, la Eternidad de la otra vida, el castigo y la recompensa, la profecía, la creencia en el libro, etc... Todos ellos aleccionan instando a la piedad, fortaleza y paciencia; la sumisión, fe y confianza en Dios, y otras virtudes esenciales para la perfección y salvación del hombre. Sin estas cualidades y virtudes presentes en las diferentes etapas, la comunidad musulmana no hubiera podido prosperar en su verdadero espíritu. 

Orden del texto del Corán 

Una pequeña reflexión -a la luz de la diferencia que existe entre las Suras Mecanas (*) y las Suras Medinensas (**) -responderá a la cuestión del por qué los capítulos (Suras) del Corán no fueron colocados en el orden en que fueron revelados. Esta cuestión es importante, pues ha sido empleada por los enemigos del Islam para urdir mal entendimientos acerca del Corán y formular ridículas conjeturas acerca del orden actual de las Suras. Estos pretenden que los adeptos del Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) reunieron y publicaron el Corán sin un orden preestablecido, como por ejemplo, en razón del tiempo o cualquier otro factor, simplemente tratando de colocar los capítulos más largos en el comienzo. 

Estas conjeturas se explican por qué desconocen la sabiduría del Corán. No obstante, ser el libro perenne, válido para todos los tiempos, tenía que ser revelado gradualmente, en el curso de veintitrés años, de acuerdo con las necesidades y requisitos de las diferentes etapas de la prédica del profeta. Es obvio que la secuencia de las revelaciones durante la prédica, en su inicio no podía se la adecuada al completarse la Revelación. En un principio el Corán se dirige a las gentes que ignoran todo de la esencia profunda de la Fe Islámica; y por tanto, tenía que inculcarles, naturalmente, los principios más elementales. -Tenía que darles a conocer sus derechos y deberes para la regulación de sus vidas, por ello el orden era diferente. Su preparación para la programación del Mensaje a toda la humanidad; la imprescindibilidad de advertirles de los peligros que aparecieron entre los seguidores de los primeros Profetas. 

Primeros Profetas -para ponerles en guardia- imponían ese orden. Por ello, las Suras: -"Albaqara" (la Vaca) las Medinensas y no "Al alaq" y las Mecanas tenían que encontrarse al principio del Corán. 

Además para la finalidad del Corán no es pertinente la agrupación por asuntos. A fin de evitar la parcialidad en cualquier etapa de su estudio, es esencial que las Suras estén, como lo están, intercaladas entre las Suras Reveladas en Medina, y que las Suras Reveladas en Medina (medinesas) sigan a las de Meca, y que las Suras reveladas en el inicio de la prédica se ordenaron entre las que fueron reveladas en época posterior. 

Todo lo expuesto fue así dispuesto para que la misión del Islam completo permaneciera siempre ante el lector. De ahí la sabiduría del orden actual. 

Cabe resaltar que el orden del Corán fue establecido por el mismo Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) inspirado por Dios. Cuando una  Sura le era revelada, el Profeta la dictaba textualmente a uno de sus amanuenses, ordenando en qué lugar de la Sura en que debían ser colocadas. Igualmente en el caso de un pasaje o versículo que no constituía una Sura independiente, el Profeta daba instrucciones para insertarlo en su debido lugar en la Sura de que había de formar parte.

Además el Profeta solía siempre recitar el Corán durante la oración (3) y en otras ocasiones siempre en el mismo orden y daba instrucciones a sus compañeros para que los recitaran en este mismo orden. 

Así pues, es un hecho irrefutable que el orden actual del Corán fue establecido por el Profeta, al completarse la revelación, bajo la inspiración de Dios Creador del Universo.    

La recopilación 

Dios -al revelar el Corán- decretó las providencias para la preservación del mensaje -de cualquier tergiversación- para su perennidad. 

A medida que versículos y suras eran revelados al Profeta, eran escritos por los amanuenses en hojas de palmeras datileras, cortezas de árboles, huesos, etc., preciosamente guardados. Además, innumerables adeptos copiaban esos textos textualmente para su devoción y muchos creyentes los aprendían de memoria para recitarlos en sus oraciones. Si bien es cierto que muchos compañeros del Profeta sabían de memoria el Corán, su recopilación fue llevada a cabo después de la muerte del Profeta. En enfrentamientos armados que se produjeron como consecuencia de una furiosa ola de apostasías, muchos de los compañeros del Profeta, que habían memorizado el Corán, cayeron. Fue así como Omar-sucesor del Profeta-consideró que era indispensable para preservar el Corán, consignarlo por escrito en forma de libro para preservarlo intacto. 

A tal fin, comunicó su opinión a Abou Baker, quien a su vez, convino en la necesidad de hacerlo. A tal fin fue Zaid Ibrn Zabit incumbido de la trascendental tarea de copiar la Revelación contenida en el Corán. Su idoneidad y competencia ya habían sido consagradas por el Profeta ya que frecuentemente actuó como amanuense del Profeta, y esa uno de los compañeros del profeta que sabían el Corán de memoria, y había presenciado la recitación del Corán por Muhammad ante el Ángel Gabriel (la paz y las bendiciones de Dios sean con él). 

La recopilación del texto del Sagrado Corán se realizó con la cooperación de los compañeros que habían memorizado el Corán entero o fragmentariamente. Esta histórica y Sagrada tarea fue celosamente realizada tomando todas las medidas apropiadas para no tergiversar la Revelación: -comprobando todas sus partes, palabra por palabra, comparándolas y verificando todo el texto para certificarse de su autenticidad, ya que toda la Revelación ya había sido escrita bajo el dictado del Profeta y su control, por escribientes musulmanes.  

El texto del Sagrado Corán compilado en su totalidad fue guardado en la casa de Hafsah, la hija de Omar y una de las esposas del Profeta, y se proclamó que todo musulmán podía obtener copia fidedigna del Corán o compararlo si el interesado tuviese ya una copia manuscrita del texto de su propiedad. En la compilación del Corán se siguió el mismo orden que el Profeta había establecido. El orden de los capítulos (Suras) es tan fidedigno como el texto que Zaid escribió. No tiene fundamento suponer que el orden actual de las Suras es posterior a la muerte del Profeta, y no conforme al seguido por Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él). Ya nos referimos al hecho de que el Profeta recitaba el Corán completo todos los meses de Ramadán ante el Ángel Gabriel; mas, durante el último Ramadán de su vida, el Profeta lo recito dos veces íntegramente ante el Ángel Gabriel y Zaid asistió a la segunda lectura. Por ello, es evidente que Zaid siguió ese orden del Profeta.

El  imam Malek dice al respecto: "El Corán fue recopilado conforme al orden en que los compañeros del Profeta lo oían recitarlo". Por otra parte, en distintos párrafos, el Corán es calificado de libro en la Revelación. Ejemplo de ello es la Sura "Muzzamil" (una de las primeras revelaciones de la Meca), en donde Dios ordena al Profeta: "Recita el Corán el Orden" (73-4). Esto evidencia que desde el comienzo de la revelación, Dios había establecido que estaba destinado a ser un libro con un orden preestablecido por el Creador del Universo.  

La lengua del Corán  

El árabe era la lengua común a toda la península Arábiga. Y, como es obvio en las diferentes regiones y tribus, se configuraban dialectos. 

El Profeta Muhammad, por lo tanto, recibió la revelación en la lengua árabe que hablaban los  Bani Quraish de la Meca. Los neófitos, al principio, para facilitar la comprensión y propagación de la Fe Islámica recitaban el Corán con sus dialectos respectivos. Pero, con la propagación del Islam, más allá de las regiones de lengua árabe, la lengua árabe fue ganando terreno, y para evitar equívocos y tergiversaciones, el Califa Ozmán, en previa consulta con los compañeros del Profeta, decidió que las copias auténticas del Corán recopiladas por Abou Baker deberían ser las únicas válidas -por ser el texto fiel de la revelación- en la totalidad del Mundo Musulmán. 

Nuestro visitor :  Para beneficiarse de todos los recursos del enlace, debe tener los siguientes programas

        

Quién está en línea

Actualmente tenemos 4 visitores conectados

Estadística

El sitio incluye:

Más de 800 artículos

Más de 1800 libros

Más de 3800 audios

Más de 600 videos